jueves, 26 de agosto de 2010

una ocho

Hay personas cuyo destino social es darle cuerda al que necesite energía ajena ya sea por su fuerte carácter o por su necesidad de atención, o ambas. Curiosamente, su fin es el de satisfacer a su mismo acompañante al que le roba descaradamente. Vendría siendo un parásito solidario. Es patético que la víctima muchas veces lo sepa y, quizás por falta de cariño, autoridad o autoestima, considera el proceso un "mal necesario", dejándose chupar el espíritu para obtener un beneficio que nada tiene que ver la carencia que le otorga su compañero (a). Se forma de esta manera un problema agregado al organismo, pero un pequeño premio de consuelo a consecuencia de éste. Qué solución se le da a ese nuevo problema: cada organismo es solitariamente responsable. A menos que, cual vampiro, adquiera las habilidades parásito-solidarias del otro y nos convirtamos todos paulatinamente en uno más, siendo una comunidad enteramente vampiresca. Yo no lo veo factible: ¿de dónde sacarían energía ahora los vampiros? ¿qué sería de nuestro mundo si sólo habitara gente hiperventilada? Es por eso que existen los polos opuestos, y que lamentablemente se atraigan. Habrá que pensar que eso hace la vida más entretenida.